domingo, 25 de enero de 2009

La Tabla de Juego

Una vez un hombre, en la ciudad de Nebri, talló una hermosa tabla de gebeta para su hijo. La hizo de madera de olivo. Cuando la terminó enseño a su hijo como jugar con ella.
El niño estaba muy contento de tener una cosa tan hermosa y por la mañana, cuando salía con el ganado al valle donde pastaba su rebaño, llevaba su tablero de gebeta. Dondequiera que iba, llevaba su tabla bajo el brazo.

Mientras seguía el ganado, se encontró con un grupo de somalíes nómadas con sus camellos, se reunieron en torno a un pequeño fuego en el lecho de un río seco.
- ¿Dónde, en este vuestro país, puede un hombre obtener madera? - preguntaron los somalíes.
- ¿Por qué? Aquí hay madera - dijo el chico. Y les dió la hermosa tabla de gebeta, la cual ellos metieron en el fuego. Una vez fue pasto de las llamas el niño comenzó a llorar.
- Oh, ¿Dónde está ahora mi hermosa tabla de gebeta que mi padre talló para mi?
- No hagas tanto alboroto - dijerón los Somalíes, y le dieron un cuchillo nuevo y hermoso en lugar de la tabla de juego.

El niño tomó el cuchillo y se fué con su rebaño. Mientras viajaba, llegó a un lugar donde un hombre estaba cavando un pozo en la arena del lecho del río, de modo que sus cabras pudieran beber.
- El suelo es duro - dijo el hombre- préstame tu cuchillo para cavar .
El muchacho le dio el cuchillo, pero el hombre cavó tan vigorosamente que se rompió.
- ¡Ah! ¿Qué ha pasado con mi cuchillo? - lloraba el niño.
- Tranquilízate - dijo el hombre - toma esta lanza en su lugar - Y le dio al muchacho una lanza adornada con guarniciones de plata y cobre.

El muchacho se fue con su ganado y su lanza. Entonces, se encontró con un grupo de cazadores. Cuando le vieron uno de ellos dijo - Préstame tu lanza, así podremos matar al león que estamos rastreando.
El muchacho le dio la lanza, y los cazadores salieron y mataron al león. Pero en la caza, el mango de la lanza quedó astillado.
- ¡Mira lo que habéis hecho con mi lanza! - lloraba el niño.
- No te pongas así - dijo el cazador - aquí tienes un caballo para ti, en lugar de tu lanza.

El cazador le dio un caballo con adornos de cuero fino y el niño emprendió el regreso hacia el pueblo. En el camino, llegó donde un grupo de obreros estaban reparando la carretera. Mientras trabajaban causaron un corrimiento de tierras y la tierra y las rocas bajaron de la montaña con un gran rugido. El caballo se asustó y salió corriendo.
- ¿Dónde está mi caballo? - lloraba el niño - ¡Le habéis hecho huir!
- No te aflijas - dijo el trabajador - aquí tienes un hacha - Y le dio al muchacho un hacha de hierro común.

El niño tomó el hacha y siguió hacia el pueblo, llegando junto a un leñador que le dijo - Préstame tu gran hacha para este árbol. La mía es demasiado pequeña.
Él le prestó el hacha el leñador y el leñador talando con ella la rompió. El niño lloraba, y el leñador dijo - No te preocupes, aquí tienes una rama de árbol.

El niño se puso la rama a la espalda y cuando llegó cerca de la aldea una mujer dijo - ¿Dónde encontraste la madera? La necesito para mi fuego.
El chico se la dió, y ella la puso en el fuego. Una vez fue pasto de las llamas, dijo - Ahora, ¿Dónde está mi madera?
- Aquí - dijo la mujer - Aquí hay una hermosa tabla de gebeta.

Tomó la tabla de gebeta bajo el brazo y se fue a casa con el ganado. Al entrar en su casa su padre sonrió y dijo:
¿Qué es mejor que un tablero de juego de gebeta para mantener a un niño fuera de problemas?

Traducción libre de The Game Board - An Ethiopian Folk Tale

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Foto de la cabecera: Ahron de Leeuw